lunes, 27 de julio de 2009

Por "La Tierra de los Dioses" cap IX: Meteora, última etapa por el Peloponeso y Grecia central. De Aquí para Allá,

Tengo la sensación de llevar por esta tierra del Peloponeso, como un mes y en realidad, sumando los previos de Atenas son 10 días y kilómetros, muchos, con esta ultima etapa que nos ha traído a visitar Kalambaka-Meteora creo que hemos superado los 1.500 km. hasta llegar a este pequeño pueblo situado en las faldas de las impresionantes rocas de Meteora. Kalambaka es la ciudad griega desde donde se divisa la magnitud de un valle místico, más allá de una ascensión vertical que culmina en unas rocas misteriosas con forma cilíndrica. El color gris y la soledad de sus fortalezas es la puerta de entrada a un lugar que, ya desde lejos, llama a los visitantes más ávidos de experimentar la belleza a través del misterio de una religión. Gran parte del misterio de la zona se debe a la erosión que hace unos 50 millones de años sufrió la llanura de Tesalia por acción del mar. Son 24 bloques de rocas perpendiculares profundamente modelados por los agentes exógenos (meteorización, desimantación y erosión), y estas rocas fueron elegidas como refugio de paz y meditación por monjes bizantinos de fe ortodoxa, a los que se debe el surgimiento de la ciudad de Meteora, punto de partida del Circuito de los Monasterios.
El siglo XI fue el que puso el primer pie monacal en la región inaugurando el terreno como especialmente dotado para el retiro ascético. Fueron muchos los hombres que se retiraron a las cuevas naturales que se habían conformado en las rocas. La belleza nuevamente en la historia del hombre, contribuía a serenar el espíritu pero fue en el año 1336 cuando el valle empezó a establecerse como tal debido a la fundación oficial del primer monasterio.

Su espectacular ubicación y paisaje que nos ofrece, unido a los tesoros religiosos, los frescos, los iconos y los viejos manuscritos de sus bibliotecas, llevaron a la UNESCO a declarar al conjunto monasterial de Meteora, Patrimonio de la Humanidad desde 1.988.

El conjunto está conformado por pináculos rocosos de fuerte verticalidad y que sirven de soporte a este grupo de monasterios, que sin lugar a dudas constituyen el principal atractivo turístico de la Grecia Central. Según cuenta la historia estos monjes y alguno de monjas, perseguidos y disconformes durante el periodo Bizantino y más aún en el Otomano, llegaron a esta región en busca de paz y sosiego; un lugar alejado del mundo donde la oración y meditación los acercara más a Dios. El siglo XI es testigo de la primera expansión de los monasterios, aunque también podría mencionar la utilización en forma lenta y paulatina, de las grutas naturales por parte de los eremitas/ermitaños. El Gran Meteorón fue fundado en Platis Litos por el monje Athanasius entre 1.356 y 1.372, imponiendo estrictas reglas y disposiciones que prohibían el acceso a las mujeres.

Todo el recorrido esta pulcro y limpio, muy cuidado y bien conservado, no hay restos de plásticos, ni colillas, ni papeles. Alguno de los monasterios, para su visita, cuenta con el característico y tradicional ascenso por medio de canastos sostenidos por cuerdas y poleas, pero este sistema ha sido reemplazado por una singular y fatigosa escalera cavada en la roca viva y que consiste en un buen numero escalones.Entrar en los monasterios es en sí mismo una aventura. Hay que seguir las normas básicas de los que allí viven, siendo imprescindible además de vestir faldas las mujeres, pantalones largos los hombres y brazos cubiertos ambos sexos (afortunadamente en esta época de calor, se permitía las camisas con manga corta ) un ritual por el que cualquiera pasa con tal de adentrarse en el umbral del misticismo griego.

He de decir que los kilómetros recorridos, el madrugón para llegar bien temprano y que no te pisaran por los estrechos senderos los demás visitantes, el cansancio acumulado de tantos días de viaje y el esfuerzo para realizar las visitas, subiendo y bajando interminables senderos de escalones, mereció la pena. Grecia es mas que cruceros por sus islas y fantásticas playas, sin mencionar su monumental patrimonio histórico-cultural. Tiene muchas otras sorpresas y entre ellas esta de Meteora. Aquí dejo esas imágenes que no hacen justicia a lo que uno contempla directamente. Viajo con una cámara normal y ligera y no soy profesional de la fotografía pero, creo que dan una pequeña idea de lo que estoy contando.Dejamos ya Meteora y volvemos a Atenas con unos 300 km por delante, para mañana iniciar la travesía y conocer algunas de las Islas Cicladas.

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